Consolidado el cerco del tercio superior de la franja de Gaza por la línea Juhor ad Dik―Al Zahra, la infantería israelí avanza, de noreste a suroeste, por dos ejes de progresión. Uno siguiendo la costa, para alcanzar ciudad de Gaza y el complejo hospitalario Al Shifa donde, tanto en superficie como en sus entrañas, se ubica el puesto de mando avanzado de Hamás. En esa zona se suceden los combates más cruentos, lo que ratifica el uso de instalaciones benéficas y políticas como parapetos terroristas. El otro eje está marcado por la carretera Salah al Din, vertebradora de las comunicaciones en la Franja. Discurre por un terreno profusamente urbanizado, obligando a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) a moverse más lentamente. Por él, rebasado Beit Hanoun, tales fuerzas están empeñadas en la limpieza de Jabalia para, posteriormente, lograr la convergencia de ambos esfuerzos en ciudad de Gaza. Se incrementa la presión internacional sobre el Gobierno de Israel para que desista de combatir, en base a razones humanitarias. Presión apoyada por una enorme campaña mediática instrumentada como arma humanitaria. La Casa Blanca, tratando de evitar la escalada, ha anunciado la adopción por Tel Aviv de pausas de cuatro horas en sus diarios bombardeos. Interrupciones que faciliten la entrada de ayuda humanitaria y amparen el desplazamiento de civiles hacia el sur de la Franja. Pausas que, sin embargo, ni suponen un alto el fuego, ni consiguen la liberación «humanitaria» de los alrededor de 240 secuestrados todavía en poder de Hamás. Tratando de consensuar una fórmula de paz, se ha celebrado, en Riad, el pasado día 11, una cumbre de 57 jefes de estado y de gobierno de países árabes e islámicos No han alcanzado conclusiones relevantes. Por el contrario, tal encuentro ha constatado las enormes diferencias entre los que, acaudillados por Irán, propugnan armar a Hamás e, incluso, tildan cínicamente a las FDI como grupo terrorista, y los más templados, encabezados por Arabia Saudí, que buscan en la liberación de los secuestrados una acción que facilite desinflamar el conflicto. Bien que ninguno de esos líderes parezca dispuesto a proporcionar, en sus respectivos territorios, albergue humanitario a refugiados palestinos.SOBRE EL AUTOR pedro pitarch El autor es teniente general retirado del Ejército de Tierra. Fue jefe del Eurocuerpo y de la Fuerza Terrestre y director general de Política de Defensa en el Gobierno de Zapatero. Ocupó la jefatura de la División de Estrategia y Cooperación Militar del Estado Mayor de la Defensa, así como de la División de Logística del Mando Supremo de la OTAN.
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