El candidato independiente nacionalista Calin Georgescu se ha convertido en la revelación de la primera vuelta de las elecciones presidenciales rumanas. Georgescu, un político ampliamente seguido por el aparato propagandístico ruso, logró el 22% de los votos, frente al 20% del actual primer ministro, el socialdemócrata Marcel Ciolacu, de vocación europeísta. En principio, al no conseguir una mayoría superior al 50%, ambos pasan a la segunda vuelta electoral, que tendrá lugar el 8 de diciembre, según el 95% de los votos escrutados.
El resultado dejaría en evidencia las encuestas, que no intuyeron la tendencia demoscópica. Por ejemplo, algunas de ellas cifraron en tan solo un 5% los apoyos que tendría el ganador, Georgescu. La participación fue del 52,5%. Previamente a la celebración de la segunda vuelta electoral, el 1 de diciembre se celebrarán elecciones parlamentarias en las que se decidirá qué partido o coalición dirigirán el Gobierno de Rumanía durante los próximos cuatros años.
El resultado deja en evidencia las encuestas. Algunas de ellas habían previsto para el ganador tan solo el 5% de los votos
En tercera posición habría quedado la liberal Elena Lasconi (17%). El candidato radical George Simion, líder de la nacionalista Alianza para la Unión de Rumanos habría recabado un 15% de los votos, un resultado inesperado, dado que se esperaba que incluso pudiese pasar a segunda vuelta. Simion ha mostrado su admiración por Trump, Meloni y el líder de la extrema derecha polaca, Jaroslaw Kaczynski.
Según los analistas de la cadena rumana Antena24, la candidatura de Georgescu se ha visto alimentada por un fuerte descontento con la política tradicional. Su mensaje, rotundo en temas de soberanía y defensa de los intereses nacionales resonó en una parte significativa del electorado rumano, informa Ep. Además, Georgescu, ingeniero de profesión, ha sido la figura de una campaña masiva en redes sociales, en especial la plataforma TikTok.
Rumanía se encuentra en una delicada situación económica. Por ello, el actual primer ministro, Marcel Ciolacu, había centrado su campaña electoral en el aumento del gasto público pese a que el país tiene el mayor déficit presupuestario de todos los pertenecientes a la Unión Europea, todo ello sin incrementar impuestos. En política internacional Ciolacu había seguido respaldando la posición de la OTAN frente a Rusia en la guerra de Ucrania, mientras que su ahora competidor, Calin Georgescu, había asegurado que la Alianza no defendería a ningún país europeo si sufrían ataques de Moscú y que la instalación en su país de una parte del escudo antimisiles era una «verguenza diplomática».
El país comparte 650 kilómetros de frontera con Ucrania y es clave para que las exportaciones ucranianas, principalmente agrícolas, puedan salir del país sin sufrir ataques rusos como sí ocurre con sus exportaciones marítimas por el mar Negro.