Los dos apuñalamientos registrados en los pasados meses de julio y agosto en Inglaterra y en Alemania , en Southport y en Solingen , han tenido una repercusión inaudita en la opinión pública de ambos países. El Reino Unido sufrió este verano una de las peores olas de protestas callejeras y choques con la policía en décadas . Alemania, por su parte, acaba de ser testigo de la victoria de la extrema derecha en las elecciones locales de Turingia y Sajonia , en gran medida por el discurso antiinmigración de Alternativa para Alemania . Según la Policía alemana, el número de ataques con arma blanca crece un 10 por ciento año tras año. La ministra de Interior, Nancy Faeser , ha presentado un proyecto de ley que prohibiría portar cuchillos de más de seis centímetros de hoja, una propuesta calificada de inútil e inviable por la oposición.Desde los atentados islamistas del 11 de Septiembre , y más aún desde la aparición del ‘califato’ de Estado Islámico en 2014, el terrorismo yihadista ha mostrado una clara opción preferencial por los ataques con arma blanca en la propaganda de ‘guerra santa’ dirigida a sus fieles. En particular a los que actúan por iniciativa propia en lugares públicos, los así llamados ‘lobos solitarios’ .Hacerse con un cuchillo de cocina, o con otro objeto cortante, tiene para los terroristas claras ventajas: la facilidad de acceso frente a las armas de fuego, la dificultad de ser detectadas por los controles policiales, y el terror que producen, mayor que el de las explosiones. Hace falta una disposición psíquica que se explica por el fanatismo de muchos yihadistas y con frecuencia por algún tipo de enfermedad mental. En este tipo de atentados terroristas, la práctica totalidad de los atacantes son varones. En Gaza o Cisjordania , por ejemplo, Hamás ofrece a las candidatas yihadistas la opción más simple del chaleco cargado de explosivos.Noticia Relacionada estandar Si Björn Höcke, un «líder espiritual» de la ultraderecha alemana sin piedad con sus rivales Rosalía Sánchez | Corresponsal en BerlínAunque no existe consenso entre los eruditos del islam, los islamistas recurren también a argumentos religiosos para animar a los yihadistas al uso del arma blanca. Dos suras – versículos – del Corán podrían utilizarse para justificar un degollamiento o una decapitación en el contexto de una ‘guerrra santa’ en defensa del islam (8:12 y 47:4). La decapitación es el método clásico de aplicar la pena capital a un reo , según la ley islámica. En la actualidad solo se utiliza en Arabia Saudí , y también en Irán aunque en secreto. En Riad se llevan a cabo algunas decapitaciones públicas, que no pueden ser fotografiadas ni filmadas. La decapitación no ha sido abrogada en otros países árabes del Golfo , pero no se utiliza.La ejecución de enemigos con arma blanca, ordenada por Mahoma en varias ocasiones durante sus campañas bélicas tal como recoge el Corán y sobre todo los hadices (dichos y hechos del profeta), ha sido puesta en contexto repetidamente. La apologista británica Karen Amstrong – premio Princesa de Asturias 2017 – pide, por ejemplo, que no se juzgue a Mahoma con los patrones del siglo XXI. Pero, como recuerda otro autor anglosajón, Robert Spencer , en su obra sobre el profeta, el problema surge de la creencia general en el islam de que Mahoma es el modelo acabado de hombre, que ha habido y que habrá hasta el final de los tiempos.