Con la comunidad internacional cada vez más reticente a ofrecer un apoyo sin reservas a Israel, las voces que piden un alto el fuego en la franja de Gaza no cesan de subir el tono, lo que parece que ya empieza a tener consecuencias. El miércoles, uno de los líderes de Hamás, Ismail Haniyeh, viajó a Egipto con el aparente propósito de negociar una segunda tregua, según informó la BBC. Acompañado por una delegación de «alto nivel», Haniyeh mantuvo una reunión con el jefe de la Inteligencia egipcia, Abbas Kamel.
El encuentro entre Haniyeh y Kamel, según explicó una fuente de Hamás a Afp con la típica retórica de los terroristas, tenía como objetivo «detener la agresión y la guerra, preparar un acuerdo sobre la liberación de prisioneros [palestinos] y poner fin al asedio impuesto a la Franja de Gaza». Además, se iban a abordar «numerosas propuestas, incluida la de una tregua de una semana a cambio de que Hamás libere 40 prisioneros israelíes».
En este contexto, no resulta extraño que el presidente israelí, Isaac Herzog, afirmara el miércoles que su país estaba «listo para otra pausa humanitaria y ayuda humanitaria adicional para facilitar la liberación de rehenes».
Intercambios
Al igual que la vez anterior, el futuro de los rehenes es la clave de bóveda que decidirá si el acuerdo se alcanza finalmente o no. Según los medios israelíes, Tel Aviv ha puesto encima de la mesa una propuesta para liberar a entre 30 y 40 rehenes. Por su parte, el portal ‘Axios’ concretó que la oferta consistía en una semana de cese de las hostilidades para traer de vuelta a 40 de los que continúan en manos de Hamás, un grupo significativo de los alrededor de 130 retenidos por los terroristas. A cambio, según contaba la BBC, Israel liberaría a palestinos encarcelados por delitos más graves de los cometidos por los presos sacados de la cárcel durante la tregua anterior.
A juzgar por las declaraciones de Hamás a Afp, parece que esa última opción -unos 40 rehenes y pausa de una semana, presos palestinos liberados- es la que se está debatiendo.
Sin embargo, como ha ocurrido en otras ocasiones, los más duros en los dos bandos en guerra son los que ponen más pegas al entendimiento. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, dijo el miércoles que «no es momento para pausas», asumiendo la línea de pensamiento de los que consideran que cualquier respiro en la guerra no beneficia a los civiles ni a los intereses de Israel, sino a los terroristas de Hamás, que utilizan esos días para recomponer sus filas y golpear de nuevo. En el pasado, Ben Gvir también ha protagonizado titulares por su convencimiento de que los ciudadanos israelíes deben ir armados.
En el otro frente, Ghazi Hamad, alto cargo de Hamás, dijo que su grupo terrorista «no participará en el juego» de liberar a nuevos rehenes, pues, a su juicio, Israel comenzará a continuación «otra ronda de asesinatos masivos».
Sin embargo, como ha ocurrido en otras ocasiones, los más duros en los dos bandos en guerra son los que ponen más pegas al entendimiento
Todas las presiones sobre los rehenes se han agravado notablemente desde la semana pasada, sobre todo después de que el Ejército israelí reconociera que había matado por error a tres de ellos durante su operación en la Franja de Gaza. Con el pecho al descubierto y portando una bandera blanca, lo tres jóvenes fueron abatidos a pesar de que mostraban una actitud evidente de indefensión y súplica.
Como exige el dolor, los familiares de los chicos muertos reclaman ahora que se desvele toda la verdad sobre lo sucedido. Según contaba el miércoles el periódico ‘Haaretz’, el padre de Alon Shamriz, uno de los caídos, insiste en que el Ejército israelí tiene un vídeo en el que se recoge el momento en que su hijo y sus dos compañeros de penurias perdieron la vida. Además, el mismo medio informaba de que los rehenes fueron grabados durante su cautiverio por un perro que portaba una cámara, unas imágenes que no fueron analizadas porque el animal murió durante la operación. La verdad parece todavía lejos de aclararse.