El nombre de Luis Alfredo Garavito es sinónimo de abusos y atrocidades. “La bestia”, como fue conocido tras descubrir su prontuario de al menos 200 casos de violación y 186 asesinatos confesados a niños, cumplirá un año de muerto este mes, el 12 de octubre, mientras pagaba una condena de 40 años de cárcel por los atroces crímenes que cometió entre las décadas de los ochenta y noventa.
Muchas de sus víctimas fueron asesinadas por él para no ser descubierto; otras, muy pocas, lograron sobrevivir y muchos más se salvaron de caer en manos del depredador que, para captar la atención de los niños entre los 8 y 16 años, se valió de múltiples roles.
Uno de los niños de esa época que se salvó de ser parte de ese infame número de víctimas fue el presentador de televisión Carlos Vargas, quien contó un episodio en el que tuvo contacto con “La bestia” en Cartago, Valle del Cauca, municipio donde creció.
Durante una dinámica propuesta este fin de semana en el programa La Red, de Caracol Televisión, Vargas respondió a la pregunta: ¿cuál es el mayor susto de su vida? relatando cómo conoció, interactuó y se salvó de caer en las garras de Garavito.
Vargas contó que tuvo conciencia que había estado expuesto gracias a un testimonio que escuchó en el programa Los informantes.
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“Yo estaba viendo el programa y una persona contemporánea a mí empieza a contar una historia que pasó cerquita a Cartago. Mi mente se va muchos años atrás y empieza a recordar a Garavito frente al colegio”, contó Vargas en La Red.
A ese colegio del que habla llegó cuando tenía cerca de 10 años y su familia se trasladó de Bogotá a Cartago.
“En esa época en el Valle del Cauca todos los colegios eran calendario B y yo venía de Bogotá, entonces empezamos a hacer como un nivel entre esos meses que quedaban para poder estar nivelado y nos metieron a una escuela cerca a la casa para reforzar”, recordó.
Garavito, quien murió en Valledupar a sus 66 años, se había instalado en una vivienda frente al colegio y desde allí, al parecer, perfilaba a sus potenciales víctimas. Desde ese lugar, comenzó a acercársele al presentador.
“Yo estaba caminando y él empieza por la ventana de la casa de frente de la escuela a hacer: ‘ps, ps’, él brinca la calle como en tres zancadas, yo sí lo veía con la misma ropa, por el bigote, el pelo”, comentó.
Ese día, el hombre utilizó al papá de Vargas para generarle confianza, pero todo era una farsa. “Me dijo: ‘Es que su papá me dijo que le tiene un loro de mascota para darle a usted de sorpresa, pero se lo tengo que dar yo’”.
Vargas relató que al escuchar lo que el hombre dijo, se fue caminando con él por una calle destapada, pero pronto recordó las advertencias de su madre de no acercarse a extraños y de inmediato huyó, sin dimensionar que con ello salvó su vida.
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“El miedo me hizo decirle a él que no, que yo prefería irme para la casa (…). Me voy para mi casa con mucho susto”, luego interrumpió su relato por el nerviosismo, porque “no me acordaba de esas cosas”.
“Me voy para mi casa y le cuento a mi mamá y mi mamá me pega un regaño, pero obviamente desde el amor porque ella lo que quería era protegerme y nunca pasó nada malo”, concluyó.
El presentador también le contó a sus compañeros de set que solo le contó a sus padres tiempo después que ese hombre, según él, había sido Garavito, pues pensaba que había sido su imaginación.
“Yo me demoré mucho tiempo para contárselo a mis papás porque yo pensaba que era una imaginación de mi mente. Después se lo conté a ellos y mi mamá se acordó de ese momento. Lo bueno fue que mi mamá me decía: ‘No se vaya con la gente’, pero yo me fui yendo con él porque él me estaba enredando con que me iban a dar un loro”, concluyó.
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