
“Cuando llueve, esta tierra se convierte en un barro pegajoso que acaba con todo, pero cuando no… por aquí se pone bonito”, Mary Luz Jiménez camina por una de las calles de Isla de León, una zona de invasión de El Pozón, construida a la orilla de un caño de la Ciénaga de la Virgen. Acaba de llegar de una clínica, y al llegar a su hogar mira hacia el patio y respira con dolor, pensando en su nene, quien durante los siete meses que lleva de nacido ha vivido más días hospitalizado que en casa.
El jueves pasado Dylan de Jesús fue dado de alta, pero no pudo llegar hasta su casa, sino que fue alojado en una fundación como hogar de paso, pues para su recuperación se necesitan ciertas condiciones que su casa, construida en madera y con piso de cemento, no puede cumplir, pero no tener dónde estar con su hijo tiene a Mary Luz llena de incertidumbre.
En UCI desde que nació
La madre de Mary Luz también está en casa, pero no se sienta. Se queda de pie, mirando de reojo a su nieta, que corre y se esconde en el cuarto, mientras su hija recuerda cuándo empezó a complicarse la vida de Dylan.
“Él tenía que nacer el 20 de abril, a las 37 semanas, pero en la clínica dijeron que aún no era tiempo, pasé toda esa semana con contracciones, pero no me operaron hasta el 25, porque busqué el respaldo de la ginecóloga que me venía atendiendo en todo el embarazo”, cuenta Mary Luz, rodeada de los documentos que ha recogido desde ese día.
Además de la espera, Mary explica que el día de la operación sufrió, presuntamente, de violencia obstétrica, “me pusieron una inyección sin decir qué era, me puyaron varias veces para anestesiarme y aún bajo anestesia, sentí cuando me presionaron en medio del parto”. Lo peor para ella fue que al despertar, siendo más consciente, le avisaron que su bebé había pasado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) porque al nacer no respiraba bien y tomó agua de fuente.
El niño estaba entubado. Quince días después le dieron de alta pero antes de cumplir el mes tuvieron que llevarlo de urgencias porque seguía sin respirar bien. “La médica que la atendió dijo que podía tener broncolitis y estridores -ruido al respirar-, pero también creía que tenía una laringomalacia, así que le mandaron una fibroscopia para salir de dudas”. El resultado del examen indicó una masa líquida que obstruía la tráquea, le extrajeron una muestra en mayo y en junio la masa seguía creciendo.
“Otra vez lo metieron a UCI y cuando le dieron de alta dijeron que ya lo que quedaba de la masa se le iba a quitar con el tratamiento. Pero volvió a quedar sin respiración y a los pocos días lo volvimos a llevar a urgencias y otra vez lo dejaron a UCI”.
Mary Luz perdió la cuenta de cuántas veces su bebé ha estado en cuidados intensivos, pero sí recuerda con dolor la sensación de verlo indefenso y solo en una camita mientras ella deseaba tenerlo entre sus brazos y llevarlo a casa.
“La operación trajo más problemas”
En julio los médicos determinaron que la masa no iba a ceder y aunque no era maligna debían removerla con una cirugía. Pero todo eso fue, explica Mary Luz, después de que pidiera ayuda de la Defensoría del Pueblo y del Dadis pues nadie parecía interesado en decidir qué hacer con su hijo.
“Lo operaron el 27 de julio y al salir el remedio resultó peor, el médico me dijo que se habían encontrado con la masa enraizada en el esófago y al retirarla cortaron un centímetro”. Dylan de Jesús salió de la operación con una traqueostomía, que se complicó en los siguientes días, le dieron de alta, pero otra vez regresó a la clínica, hasta el jueves que le dieron de alta.
Necesitan otro hogar
El sábado Dylan cumplió siete meses de nacido. Su madre y su hermanita recibieron con él el nuevo mes en el hogar de paso de la fundación mientras en Isla de León su abuela arreglaba la casa, aunque sabe que mientras se recupera, el niño no puede vivir ahí.
“La primera vez que le dieron de alta, lo mandaron a un hostal, pero ahora la EPS dice que no tiene contrato con hostales, en la casa no lo puedo tener y tampoco tengo para un sitio especial, por lo que se gana el papá del niño, no conseguimos una casa con cielo raso y baldosa, que es lo mínimo que se necesita para que nos den el servicio de homecare”, explica Mary Luz.
El doctor Ramón de las Salas, médico pediatra de la Casa del Niño, explicó que los cuidados del niño se basan en la limpieza de la traqueostomía y aspirar secreciones para evitar que se infecte, pero vivir a orilla de un caño es un factor de riesgo demasiado alto.
Según el especialista, Dylan ha tenido una recuperación satisfactoria, aunque lenta y se le dio de alta porque en este momento están en buenas condiciones generales de salud.
Mientras cuenta todo lo que ha vivido su pequeño de siete meses, Mary Luz rompe en llanto. Su madre, aún de pie frente a ella, llora también: “ojalá esta pesadilla se acabe pronto, porque mientras mi nieto está así de enfermo, mi hija se acaba lentamente”, concluyó la mujer.
Buscan ayudas
El defensor del Paciente Henry Vergara adelanta una campaña para conseguir recursos que puedan servir para tener a Mary Luz y su familia en un hogar con mejores condiciones mientras Dylan se recupera. También tiene proyectado darles una solución definitiva y por eso han pedido a Corvivienda que se les priorice en la entrega de un hogar.
Quienes estén interesados en ayudar, pueden comunicarse con Mary Luz al 3235050442 o al teléfono de Henry Vergara, 3106152872.
ELUNIVERSAL