En octubre veíamos como la inteligencia surcoreana confirmaba la llegada de tropas de Corea del Norte a Rusia. El objetivo es engrosar para diciembre un ejército de 11.000 soldados que sirvan de apoyo en la guerra contra Ucrania. Un movimiento que ha sido calificado por los expertos consultados por ABC de «salto cualitativo» y supone un cambio en la dinámica de la guerra. Javier Gil, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas y Global Communications, dijo que con esta actuación, el líder norcoreano ya no se limitaba a enviar armamento, sino que se implicaba directamente, lo que a su vez supone la intervención de dos potencias nucleares contra occidente.
Previamente a esta colaboración cada vez más estrecha, se había observado un aumento de los ataques con misiles balísticos sobre Ucrania, de los cuales, según ha calculado la CNN, casi uno de cada tres de los 194 misiles balísticos disparados en lo que va de año eran norcoreanos.
En medio de este panorama la CNN decidió analizar el armamento suministrado por Kim Jong-um. Para ello visitaron un hangar ucraniano donde se almacenan cuidadosamente los misiles recogidos entre los escombros de los edificios bombardeados, así como los microchips ensamblados a estos artefactos que están metódicamente etiquetados con el fin de aprender todo lo posible de la tecnología rusa. Los técnicos del Instituto Científico de Investigación Forense de Kiev al estudiar de cerca los restos de los misiles norcoreanos KN-23. descubrieron algo llamativo al abrirlos.
«Todo lo que funciona para guiar el misil, para hacerlo volar, son componentes extranjeros. Toda la electrónica es extranjera. No hay nada norcoreano en él», declaró Andriy Kulchytskyi, jefe del Laboratorio de Investigación Militar del Instituto de Investigación Científica Forense de Kiev ante la CNN. Pese a los daños en el armamento, aún es posible determinar que el 75% de los componentes proceden de empresas con sede en Estados Unidos, y el resto viene de otros países como Alemania, Suiza, Países Bajos o Reino Unido. Lo único procedente de Corea del Norte es la carcasa que además, está hecha de un metal que se oxida fácilmente.
Otros de los investigadores, Oleksandr Vysikan, ante las cámaras de la televisión norteamericana añade que los chips son en su mayoría de Estados Unidos, pueden estar manufacturados en China, Tailandia o Taiwán, pero la sede matriz está en EE.UU.
Esto coincide una serie de informes que han denunciado esta particularidad. La Comisión Independiente Anticorrupción de Ucrania (NAKO), indicaba en su estudio que lo crucial del armamento de Corea del Norte es producido por al menos nueve fabricantes occidentales. Y la organización de investigación británica Conflict Armament Research (CAR), también confirmó esta situación. Y no solo eso, sino que también se dieron cuenta que este armamento tiene una fecha de producción reciente, lo que significa que existe una rápida ruta de llegada a Corea del Norte.
En ese sentido, y según los indicios hallados una explicación plausible para los técnicos es que China sirve de conducto para hacer llegar los componentes a Corea del Norte. Según los expertos encargados de seguir el rastro de estas armas, las empresas chinas son los últimos custodios conocidos. Compraron los componentes a los fabricantes o a intermediarios. Más de 250 empresas fueron identificadas como proveedoras de componentes.
Mientras, Victoria Vyshnivska, investigadora principal de NAKO, explica que los fabricantes o bien tienen cierta laxitud a la hora de hacer el seguimiento de sus productos o prefieren mantener una ignorancia voluntaria a cambio de lucrativos beneficios. El Senado de EE.UU. ha llegado a criticar abiertamente a los fabricantes por no investigar a los compradores potenciales, a pesar de tener los recursos y la financiación para ello.
No obstante, Vyshnivska matiza al medio estadounidense que algunas piezas de estos componentes pueden ser falsificaciones chinas que se hacen pasar por empresas de Occidente. Aunque en realidad para respaldar esta idea solo cuentan con el caso de un fabricante que proporcionó a NAKO pruebas de que un componente electrónico de escaso valor hallado en un misil norcoreano era una falsificación.
Ante todo para los ucranianos esto demuestra que hay un importante punto ciego en el arsenal que llega a Rusia y Corea del Norte. Existe una brecha que sirve para colar material occidental que termina en manos del enemigo y que de una manera u otra también perjudica al resto de Occidente.