Los ancianos de las aldeas del Atlas aseguran que las viudas bereberes, tras la muerte de sus maridos, están condenadas a vivir pidiendo de casa en casa
Najna Ait Lhirrea viste de un blanco impoluto, solo roto por las manchas y un mandil que se ha puesto para ayudar a hacer la comida que se reparte en Amrezgane, a tres kilómetros del epicentro del terremoto en las montañas. Es una …
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