El encuentro entre Joe Biden y Xi Jinping de este miércoles en San Francisco tenía el objetivo de estabilizar y distender las deterioradas relaciones entre EE.UU. y China. El éxito de la reunión entre los dos líderes de las dos grandes potencias globales solo se podrá certificar en el desarrollo de esas relaciones entre ambos Gobierno durante los próximos meses, después de años marcados por fricciones y tensión creciente. Estas son las conclusiones principales de un encuentro de gran calado, en el que se cerraron acuerdos, se confirmaron desacuerdos y acabó con un resbalón diplomático:Comunicación militar y entre líderesBiden calificó su conversación con Xi de «productiva y constructiva» y quizá el avance más importante es la reanudación de la comunicación de militares a militares, rota desde el verano pasado como represalia de China por la visita a Taiwán de Nancy Pelosi, la entonces presidenta de la Cámara de Representantes y por aquel entonces tercera autoridad de Estados Unidos.Esos canales son decisivos para evita encontronazos como los que ha habido entre las Armadas de ambos países en el Pacífico. Pero, además del plano militar, ambos presidentes, que no se han visto ni se han llamado en un año, acodaron mantener la línea de comunicación abierta y coger el teléfono y responder cuando sea necesario.Noticia Relacionada estandar No Biden defiende la operación militar israelí en el hospital de Gaza: «El primer crimen de guerra es de Hamás» Javier Ansorena El presidente de EE.UU. defendió la operación militar israelí a preguntas de los reporteros durante la rueda de prensa que ofreció tras su encuentro con el presidente de ChinaAcuerdos limitadosAdemás de la comunicación militar, ambas delegaciones acordaron asuntos como la limitación del flujo hacia América de precursores químicos para la producción de fentanilo –el opiáceo que ha provocado una epidemia de sobredosis en EE.UU.–, el inicio de negociaciones sobre controles a la inteligencia artificial –de forma específica, en lo que tiene que ver con el arsenal nuclear– y compromisos –más difusos- sobre el aumento de generación con energías renovables y la limitación de generación con carbón, petróleo y gas.TaiwánEntre las muchas fricciones que dominan las relaciones entre ambas potencias, Taiwán está en primera línea y no lo dejará de estar tras el encuentro. Biden comunicó a Xi que no aceptará un cambio unilateral del ‘statu quo’ de Taiwán ni por parte de China ni por parte del Gobierno de la isla que Pekín reclama como parte de su soberanía. El presidente chino le exigió que de deje de enviar armamento y de cooperar militarmente con Taiwán y Biden, casi en su despedida, le advirtió que no quería «interferencias» chinas en las elecciones que se celebrarán en la isla a comienzos del año que viene.Una mano con Irán y RusiaEE.UU. busca contener las ambiciones globales de China, en específico en la región Indo-Pacífico, pero también quiere que intervenga, a su favor, en las relaciones internacionales donde Washington está implicado.Desde el comienzo de la invasión de Ucrania, Biden ha presionado a Xi para que no envíe armamento a Rusia, algo que ha conseguido a medias: China ha enviado exportaciones tecnológicas estratégicas y es el oxígeno económico para la economía rusa. Biden recuperó esas presiones en San Francisco y añadió las que tienen que ver con la influencia de China sobre Irán, que podría ser clave para que el conflicto en Gaza no se extienda en Oriente Próximo.Economía, sanciones, exportacionesEl encuentro se produjo en una situación doméstica delicada tanto para Xi como para Biden. La economía china ha perdido empuje y eso afecta a la posición del presidente chino, que exigió a Biden que retirara sanciones y limitaciones a importancias tecnológicas clave. La economía también es fundamental para Biden, que se enfrenta dentro de un año a una reelección que tiene cuesta arriba sobre todo por la inflación que ha ahogado a las familias estadounidenses desde el año pasado.Momento «dictador»Las delegaciones prepararon hasta el último detalle del encuentro entre Biden y Xi, una coreografía contenida para evitar resbalones diplomáticos. Así fue hasta el último minuto, cuando en la rueda de prensa de Biden, ya alejado del micrófono y camino de la puerta, una reportera gritó al presidente de EE.UU. sin consideraba a Xi un dictador. Se podía haber alejado sin responder, pero habló: «Pues, mira, sí lo es. Es un dictador en el sentido de que es un tipo que lidera un país que es comunista». La calificación de «dictador» ya la había hecho este verano y sentó muy mal en Pekín. En San Francisco ocurrió lo mismo y un portavoz chino aseguró que el comentario supone una «manipulación política irresponsable y extremadamente errónea».Diplomacia de pandasUn avance simbólico de la cita podría ser la recuperación del símbolo de la diplomacia entre China y EE.UU.: los osos panda. Los animales han sido «enviados de amistad» del gigante asiático a la primera potencia mundial desde que ambos países restablecieran relaciones diplomáticas en la década de 1970. En los últimos años , casi todos los pandas han regresado a China desde los zoos de varias ciudades ante el deterioro de las relaciones entre ambos países.En una cena con empresarios estadounidenses tras la reunión con Biden, Xi aseguró que su país está listo para «continuar con nuestra cooperación con EE.UU. en la conservación de los panda» y sugirió que dos animales podrían ser enviados al Zoo de San Diego.