Cuando las fuerzas aéreas ucranianas afirmaron en un primer momento que el artefacto lanzado por Rusia contra su territorio este jueves se trataba de un misil balístico intercontinental, el mundo entero contuvo el aliento ante una escalada del conflicto que desembocara en una Tercera Guerra Mundial. Horas más tarde, el propio Vladímir Putin desmintió la información.
El presidente ruso señaló en un discurso este jueves por la tarde que, en realidad, Moscú había atacado una instalación militar ucraniana con un nuevo misil balístico llamado Oreshnik (Avellano). Se trata, de acuerdo con las autoridades de Estados Unidos, de un artefacto de alcance intermedio (IRBM) hipersónico nunca antes utilizado en el conflicto.
La portavoz del Pentágono, Sabrina Singh, detalló que el diseño del misil disparado por el Kremlin contra Dnipro el jueves se basaba en otro ruso de alcance intercontinental (ICBM), el RS-26 Rubezh, y era de carácter «experimental», ya que «nunca antes se había empleado en el campo de batalla». Además, añadió, es posible adaptarlo en función de las intenciones: «Podría ser reacondicionado para llevar ciertamente diferentes tipos de ojivas convencionales o nucleares».
El Oreshnik es, entonces, un misil balístico con capacidad nuclear y de alcance medio, por lo que puede alcanzar blancos situados en un rango de 3.000 a 5.500 kilómetros. En esta ocasión, recorrió los 1.000 que separan la región rusa de Astracán, desde donde se disparó, y la fábrica de misiles Pivdenmach en Dnipró, donde impactó. En concreto, voló durante 15 minutos y alcanzó una velocidad máxima superior a 11 veces la del sonido.
De este modo, este misil no entra en la categoría de misiles intercontinentales (que pueden alcanzar objetivos a más de 5.500 kilómetros), pero, si se dispara desde el extremo oriente ruso, podría alcanzar la costa oeste de Estados Unidos. «Oreshnik puede amenazar casi la totalidad de Europa», asegura Pavel Podvig, investigador para el Instituto de Naciones Unidas para la Investigación sobre el Desarme (Unidir) en Ginebra, en una entrevista con el medio ‘Ostorozhno Novosti’.
Repercusiones políticas
Aunque el lanzamiento de este tipo de munición envía una señal menos amenazadora que otra de más largo alcance, el incidente podría hacer saltar las alarmas y tener implicaciones para la defensa antimisiles europea, de acuerdo con los analistas citados por la agencia de noticias Reuters.
Por su parte, Jeffrey Lewis, experto del Middlebury Institute of International Studies de California, destaca que Putin ya había insinuado anteriormente que Rusia completaría el desarrollo de un sistema IRBM después de que Washington y Berlín acordaran desplegar misiles estadounidenses de largo alcance en Alemania a partir de 2026. «El RS-26 siempre fue el candidato principal», afirma en redes sociales.
Ok, two reasons why I think Russia probably used a variant of the long-gestating RS-26 Rubezh IRBM: (1) Russia hinted that it resumed development of the RS-26 this summer and (2) that’s what the Ukrainians predicated a day ago, down to the launch site. https://t.co/eUIPx7eqVt
— Dr. Jeffrey Lewis (@ArmsControlWonk) November 21, 2024
A su vez, el experto del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos Timothy Wright considera que el desarrollo de nuevos misiles por parte de Rusia puede influir en las decisiones de los países de la OTAN respecto a qué sistemas de defensa antiaérea comprar, así como qué capacidades ofensivas perseguir.
Relatedly, with a MRBM known to be in Russian service, Germany will feel vindicated by its decision to procure Arrow 3. Russia’s development of a MRBM may influence procurement/deterrence decisions in other NATO countries regarding offensive and defensive systems.
— Timothy Wright (@Wright_T_J) November 21, 2024
Tras este primer uso del Oreshnik, Putin ha ordenado este viernes iniciar «la producción en serie» de este misil. «La decisión ya se tomó (…) Proseguiremos estas pruebas, incluso en condiciones de combate, en función de la situación y la índole de las amenazas para la seguridad de Rusia», ha declarado el presidente ruso, que ha alabado la «fuerza particular y la potencia de esta arma», en una reunión televisada con altos mandos militares.