Horas antes de iniciar su viaje a Egipto, para participar en las ceremonias del acuerdo de paz entre Israel y Hamás, negociado por Donald Trump, Emmanuel Macron aprobó la formación del nuevo gobierno de Francia que le propuso Sébastien Lecornu, primer ministro, … amenazado de censura cuando se presente ante la Asamblea Nacional (AN), martes o miércoles.
El nuevo gobierno de Francia, en crisis, siempre, está formado por ministros rescatados de gobiernos anteriores y personalidades poco o nada conocidas.
Roland Lescure, Jean-Noel Barrot, Gérald Darmanin, Rachida Dati, fueron confirmados como ministros de Economia, Asuntos Exteriores, Justicia y Cultura. Continuismo de personalidades conservadoras alejadísimas de cualquier ruptura o tentación de giros con rumbo desconocido.
Monique Barbut, Édouard Geffrau, Vincents Jeanbrun, Naïma Moutchour, Laurent Panifous, Philippe Tabarot, fueron nombrados como ministros de Transición energética, Educación, Ciudad, Ultramar, Relaciones con el Parlamento.
Laurent Nuñez, prefecto de Policía de París es nombrado ministro del Interior… Los antepasados de Nuñez eran andaluces que huyeron a finales del siglo XIX a la región de Orán, en Argelia, donde nacieron los abuelos y padres el nuevo ministro. Tras la guerra de la independencia argelina, los Nuñez se instalaron en Francia.
Formado su nuevo gobierno, Macron ‘huyó’ a Egipto, dejando a Lecornu la grave responsabilidad de organizar la transición gubernamental, este lunes. De entrada, el primer ministro ha dado la consigna de realizar el traspaso de poderes «sin prensa, sin fotógrafos, con mucha modestia y prudencia».
Consigna que parece traducir una suerte de bien justificada inquietud. De vuelta de Egipto, Macron presidirá el martes o el miércoles un primer consejo de ministros. El mismo día, Lecornu deberá presentar sus proyectos gubernamentales ante la Asamblea Nacional. Marine Le Pen, extrema derecha, y Jean-Luc Mélenchon, extrema izquierda han amenazado con presentar una censura «inmediatamente».
Socialistas, comunistas y ecologistas dicen «esperar» a conocer los proyectos de Lecornu, antes de pronunciarse, pero poniendo condiciones draconianas: exigen la retirada de la reforma de las pensiones que Macron tardó siete años en negociar; piden subidas de salarios y unos presupuestos del Estado «expansivos».
Entre las amenazas de censura «inmediata» de Le Pen y Mélenchon, y las amenazas de censura diferidas (unos días) de socialistas, comunistas y ecologistas, el margen de maniobra de Lecornu y Macron es francamente modesto.
La opinión pública, todos los grandes partidos parlamentarios, han hecho la misma petición al jefe del Estado: dimitir y convocar elecciones anticipadas. Macron se resiste.
Queda en suspenso el plazo en días o semanas que pudiera durar el nuevo gobierno de Francia, agravando la crisis política a institucional más grave desde la fundación de la V República, entre 1958 y 1962.