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MADRID, 13 Ene. (EUROPA PRESS) –
El responsable de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Martin Griffiths, ha vuelto a pedir un alto el fuego en el conflicto entre Israel y Hamás durante una intervención ante el Consejo de Seguridad del organismo, al que ha exigido que adopte «medidas urgentes» que conduzcan al fin de la guerra en la Franja de Gaza.
«Reitero mi llamamiento al alto el fuego. Sobre todo, vuelvo a pedir al Consejo que tome medidas urgentes para poner fin a esta guerra», ha expresado Griffiths este viernes, calificando el conflicto iniciado el pasado 7 de octubre como «una mancha en la conciencia colectiva».
A este respecto, el director de la agencia de ayuda de emergencia de la ONU ha lamentado que «la situación sigue siendo espantosa mientras continúan las implacables operaciones militares israelíes».
«Podemos verlo en las decenas de miles de personas muertas y heridas, la gran mayoría mujeres y niños. Podemos verlo en el desplazamiento forzoso de 1,9 millones de civiles, un asombroso 85 por ciento de la población total, traumatizada y obligada a huir una y otra vez mientras llueven las bombas y los misiles», ha ilustrado el representante de Naciones Unidas.
En la misma línea, Griffiths ha apuntado a «las terribles condiciones sobre el terreno», con «refugios desbordados y alimentos y agua que se agotan» haciendo que «el riesgo de hambruna crezca día a día».
«Durante casi 100 días, lo que se ha estado desarrollando en Israel y en los Territorios Palestinos Ocupados es una guerra llevada a cabo casi sin tener en cuenta el impacto sobre los civiles», ha denunciado el jefe humanitario de la ONU, quien ha advertido de que, «a menos que actuemos, se convertirá en una marca indeleble en nuestra humanidad».
«La gente seguirá sufriendo y muriendo a causa de los bombardeos, y cada vez más personas morirán también de hambre y enfermedades. No podemos permitir que esto ocurra», ha concluido Griffiths.
El balance de muertos a causa de la ofensiva lanzada por Israel contra la Franja de Gaza tras los ataques ejecutados el 7 de octubre por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) ha aumentado a más de 23.700, según el último balance de las autoridades gazatíes, controladas por el grupo islamista palestino.