Cifran en más de 65 los muertos desde el jueves por enfrentamientos y ataques horas entre tribus suníes y chiíes
MADRID, 24 Nov. (EUROPA PRESS) –
El Gobierno paquistaní ha comenzado este domingo una iniciativa para atajar la violencia sectaria entre tribus suníes y chiíes que lleva devorando el municipio de Kurram, en el noroeste del país, desde el ataque del pasado jueves que se cobró la vida de más de 40 personas y, desde entonces, ha dejado casi otra treintena de fallecidos más.
El precedente inmediato de lo que está ocurriendo en Kurram se remonta al pasado mes de septiembre, cuando enfrentamientos entre ambas tribus por una disputa de tierras dejaron más de 50 muertos y 120 heridos en ocho días y forzaron el cierre de la autopista entre Parachinar-Peshawar, en la frontera entre Pakistán y Afganistán.
Aunque el Gobierno se comprometió a garantizar la seguridad de las carreteras interfronterizas, absolutamente esenciales para el desplazamiento de alimentos, combustible y medicinas, el ataque del jueves que dejó al menos 42 muertos detonó una explosión de violencia que ha continuado hasta este pasado sábado.
Esta pasada noche, según responsables locales también bajo condición de anonimato, la localidad de Bagan fue el epicentro de una ola de disturbios que comenzó cuando «más de 5.000 personas armadas invadieron el lugar y comenzaron a asaltar mercados y negocios locales» para «vengar a los fallecidos del ataque del jueves». Las autoridades estiman más de 25 muertos en estos incidentes, según informa el diario paquistaní ‘Dawn’.
Para intentar resolver la situación, una delegación de altos responsables de la provincia de Jíber-Pajtunjua, donde se encuentra Kurram y una de las zonas más conflictivas en general de todo Pakistán, emprenderá durante los próximos días una serie de encuentros con notables de ambas tribus. El grupo estará encabezado por el secretario jefe de la provincia, Nadeem Aslam Chaudhry, y el inspector general de la Policía estatal, Ajtar Hayat Gandapur.
A cambio de compensaciones económicas para los supervivientes de la violencia, la delegación pedirá a los notables que declaren un alto el fuego de una semana para intentar alcanzar una solución amistosa.
El ministro principal de la provincia, Alí Amin Gandipur, considera el alto el fuego como una necesidad imprescindible para trazar los próximos pasos a seguri. «Desde ahí, el Gobierno formulará una nueva estrategia siguendo las recomendaciones de los notables locales».
No obstante, la violencia todavía persiste a pesar de los esfuerzos de las autoridades. En las últimas horas se han registrado enfrentamientos a tiros, según el diario ‘The News’, en las poblaciones de Balishjel, Jar Kali, Kunj Alizai y Maqbal. La autopista Thall-Sada-Parachinar permanece cerrada y el tráfico hacia el distrito de Kohat, uno de los núcleos comerciales de la región, permanece cerrado.