Cuando han pasado 12 días después del trágico accidente de tránsito que le ocasionó la muerte a la enfermera Julitza Bautista Rada, el pensamiento de que algo más se pudo haber hecho para salvarle la vida no abandona la mente de sus familiares.
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En medio del desconsuelo, el luto y la incertidumbre, le contaron a este medio cómo fueron los últimos minutos de vida de la mujer, quien murió en la sala de urgencias de la Clínica Medical Duarte.
Apenas cinco minutos después de sufrir un violento siniestro vial en el puente Enrique Cuadros Corredor, conocido como La Gazapa, una ambulancia ya la estaba trasladando hasta el centro médico.
Julitza cruzó la puerta de entrada consciente, pero sin sus pertenencias, las cuales estaban en un bolso que portaba al momento del accidente, y que hasta la actualidad no ha aparecido. Con algunos raspones, producto de la caída, en brazos y piernas, la mujer pudo entrar por su cuenta mostrando su documento de identidad de forma digital.
A partir de las 6:55 de la noche de aquel 29 de octubre, inició su suplicio, pues pronto empezó a sentir que se quedaba sin aire, consecuencia de un par de costillas rotas en el lado derecho que le habían perforado el pulmón, pero que el personal médico no habría valorado a tiempo.
“Ella estaba normal, hablaba como si nada, por fuera no parecía que tuviera algo muy grave, pero el asunto era por dentro. Nadie le hizo una revisión superficial cuando entró, la dejaron ahí esperando la muerte”, relató un familiar, quien añadió que Julitza llamó a su hermano en ese momento.
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Pronto llegó el hombre, quien la vio perder el aire lentamente, aunque seguían sin atenderla, por ese motivo decidió llevarla hasta una camilla, donde la situación no cambió y minutos después, tras jalar la ropa de su hermano como muestra última de dolor, Julitza se desplomó y liberó orina.
Alarmado, el hombre, con ayuda de otras personas en la sala, la llevaron hasta la sala de reanimación sobre las 7:48 p.m., allí intentaron salvarle la vida frente a su familiar, quien vio cómo le hicieron la reanimación cardiopulmonar, con varias compresiones en el pecho, que no fueron suficientes para que su corazón volviera a latir.
“A él le dijeron que se había muerto y salió de esa sala con el desazón de que solamente le brindaron los servicios médicos cuando ya se había muerto.
Como no estaba tan golpeada por fuera, no le hicieron caso a sus pedidos de auxilio”, presumieron allegados de la mujer de 38 años.
Sobre este caso la clínica no ha emitido ningún comunicado de prensa.
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Así sucedió el accidente
El siniestro vial ocurrió a las 6:50 de la noche, cuando Julitza, quien iba como parrillera en una moto con un hombre, colisionaron con otra motocicleta en el puente La Gazapa.
Nueva información apuntaría a que se trató de una doble imprudencia de parte de los involucrados, pues la moto en la que iba Julitza intentó dar un cruce prohibido, invadiendo el otro carril, en el momento justo en que el vehículo, que venía en sentido contrario a alta velocidad, pasaba por ahí.
La moto en la que iba Julitza fue chocada por el costado derecho, ocasionando que cayera bocabajo sobre el asfalto, y su cuerpo resultara en la trayectoria del vehículo, que le impactó las costillas y le provocó la lesión.
Una ambulancia llegó rápidamente para trasladar a la mujer a la clínica, pero en este trayecto surgió otro inconveniente, pues su bolso desapareció, allí llevaba las llaves de su moto, documentos y más pertenencias, de las que nadie ha sabido darles razón.
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